!Ah, las putas...mis dulces putas!...!Cuanto calor hallé en su regazos!...!Cuantas confidencias!...!Cuantos gozos!...!Cuantas complacencias!...Besos y caricias a tanto la hora, a veces fingidas, otras casi de verdad, pero al fin, solo juegos, entre efluvios de alcohol en los filos de amorosas tragedias preñadas de soledad. Tomad mi cuerpo, es todo vuestro...pero nunca podreis escalar mi corazón, farallón inaccesible, como las almenas de mi alma. Quedaros en el chapoteo de lodo, en las humedades viscosas del vicio, en los recovecos lascivos de mi cuerpo, tomadlo, es vuestro...Pero !Ay! !Que pocos son los que alcanzan el grial y me roban el corazón!...Yo fuí uno de aquellos elegidos, pero no siempre...
Tanger, navidades del año 2000...Habíamos llegado a la ciudad en ferry desde Algeciras. Tanto para mi hija como para mi, era la primera vez que pisábamos tierra de Marruecos, la de los moros que se decía. Era la era de las pateras, tadavía no habia llegado el boom de los cayucos subsaharianos. Habíamos sido invitados a una boda, la de una amiga suya que trabajaba en Valencia y regresaba a Tanger para el evento. El futuro marido de la novia nos habia ya buscado un hotel aceptable frente a la playa a la parte izquierda del puerto. Tras el choque inicial de culturas, de esas que te rompen por la mitad !Dios que diferencias!, le fuí tomando gusto a la cosa y a veces con mi hija, a veces solo, me pateaba la ciudad. Solía ir al zoco, a la zona del puerto, por las avenidas más concurridas y sobre todo, por la "lonja" del pescado, mi afición suprema después del sexo. Lo peor, esa docena de niños que te rodeaba siempre alla donde aparcabas el coche, sea en el hotel, restaurante o donde quiera que fueras, con las manos extendidas. Al final te acostumbrabas, lo veias normal y el agobio se atenuaba.
El mercado de las carnes me produjo tal repugnancia que no pasé de la primera vez. Eso si, me extasiaba mirando la variedad y frescura del pescado recien descargado de los barcos de arrastre y palangreros. !Que merluzas! !Que gambas! !Que meros! !Que cigalas!...Y los precios, a un tercio de los de aquí, al igual que los restaurantes. Solíamos ir a uno que se llamaba "Valencia" muy cercano del hotel...casi siempre íbamos juntos con la novia del magrebí...Allí me topé por primera vez con los "tayines" de pescado, un delicioso plato de aquella cocina, plagado de aromas y sabores singulares, que junto al "cous cous" y unos dulces increiblemente deliciosos, hechos a base de almendra, pistachos y miel como ingredientes esenciales, forman la base de aquella suculenta cocina. Las carnes, si exceptuamos las que acompañaban al "cous cous", apenas si las probé...
Curioso me resultaba las aceras llenas de gentes, todos hombres, ni una sola mujer, tomando el te en las puertas de los cafes, siempre atestados...¿Aquí no trabaja nadie?, le decía a mi hija...Un día por la mañana hube de recoger a un músico para llevarlo a la casa de la novia. Entre sus manos, portaba una especie de dolzaina...!Yo he estado también en España y estaba muy bien!...acertó a decir en un caótico español...!Joer! ¿Y donde estabas? ...En la carcel de Cordoba - contestó como el que echa un cigarro...por tráfico de haschis, remato...!Ah, vale!...Luego nos preguntariámos donde iria a tocar a esas horas. Mi asombro se despejó un rato más tarde cuando algunos familiares de la novia, se desplazaron a una especie de corral distante unos centenares de metros, para recoger a un ternero...se formó una destartalada procesión y delante del bovino, el músico expresidiario, encabezaba la esperpéntica comitiva al son de una monótona melodía. !Coño!...!Sera de una raza descendiente de la vaca de Mahoma!...Pero lo más curioso, estaba por venir. Al llegar a la casa, entre todos los que componian la procesión, subieron al ternero por la escalera hasta la azotea...el esperpento alcanzó cotas tan hilarantes que me recordaron algunas secuencias pueblerinas de la España franquista..Luego sacrificarian la res mirando hacia la Meca, en un ritual que solo ellos conocen...
Pero fueron muchas las curiosidades que me tocaron. El dia de la boda, sobre las seis de la tarde, nos desplazamos al salon del evento...las hermanas de la esposada nos recibieron en la entrada y nos hicieron entrar al salón. Un banco de madera rodeaba toda la estancia como de unos 20x30 mt. completamente ocupado por mujeres de todas las edades...unas ciento cincuenta o así, cuyos ojos se centraron en nosotros, pero sobre todo en mi, por ser hombre, el único que habia...¿Pero donde estan los hombres?...Estaban fuera, en la calle...cosas del ritual, pero no nos advirtieron...Pués de entre todas las mujeres, unas ocho o diez, preguntaron a las hermanas de la novia por mi, por si deseaba hacerlas mi esposa...No fué la única vez, el mismo dia que volvíamos, mientras lavaba el coche, entablé conversación con un taxista que también al lado, lavaba el suyo...!Paisa!...¿No te interesa una esposa joven?...tengo tres hijas para ofrecerte, la más pequeña tiene 15 años...!Vamos a casa y las conoces! !Vivo cerca!...!No gracias, ya no me da tiempo!...!Salimos para España nada más termine!...
Solía, sobre todo a partir de la seis o las siete de la tarde cuando mi hija estaba con su amiga, bajar a la discoteca del hotel. Un recinto pequeño con un ambiente europeo y un buen nutrido grupo de chicas jóvenes con minifalda, moviéndose al ritmo de la música como si de cualquier discoteca española se tratara. El alchol se servía libremente, un contraste brutal con el entorno del exterior, absolutamente musulman...Parecía que estuvieramos en Marbella o en Torremolinos en vez de en Tanger. Allí se daban cita muchos camioneros españoles, franceses y alemanes, que hacian noche para al dia siguiente cruzar el estrecho. Mientras me tomaba unas cervezas, dos o tres como maximo, hasta que mi hija me llamara para ir recogerla, tanteaba en el terreno la posibilidad de llevarme alguna dama a la cama...Ni por asomo podía imaginar lo fácil que me resultó ligar. Una chica como de entre 18 y 20 años, más joven que mi hija, guapa y atractiva a rabiar, tras los desmarques previos de rigor, vino hacia la barra a hacerme compañia. Chapurreaba el español como hacen casi todos los marroquies, pero también hablaba correctamente el frances. La tome de la cintura y la arrime hacia mi...lo suficiente para percibirme de que se podia ir más lejos con ella. Mientras olia su perfume, caro, seguro un Chanel 5, mi mano se perdía entre la espesura sedosa de su ondulado pelo negro. Un beso cálido y húmedo selló en un instante, aquella alianza imperiosa con Eros...Saco de su bolso un papel y con el pintalabios escribió el numero de su habitación. !Je t,atend en 15 minutes dans ma chambre!...me lo dijo en francés, lo que sin saber porqué, aumentó todavía más la premura de mi líbido. Tras ella, apenas dos o tres minutos después, salí yo y después de pasar un momento por mi habitación para hacer no se que, subí a la suya, una planta más arriba. Me abrió la puerta cubierta con una especie de batín corto de color blanco medio tranparente...A traves de la sutil tela, se percibian unas braguitas de color negro y las oscuras aureolas de los senos. Los inhiestos pezones libres del sujetador, se le remarcaban sobre la tela marcando lineas imaginarias con el movimiento. En un momento, nuestras líbidos se fusionaron, alcanzando juntas la cota más sublime del deseo. Todo fué muy rápido. Avanzamos hasta la cama a tropezones comiéndonos la boca. Impelidos ambos por una necesidad inequívoca, imperiosa, casi brutal, nos fundimos en una espiral de locura carnal de poseer y ser poseido a la vez. La penetré con violencia, como el animal hace siguiendo los dictados de la naturaleza...Una serie de gritos inconexos, gruñidos más bien, acompañaron nuestro camino hacia el paroxismo...En embestidas ritmicas, descargué hasta la última gota de mi semen inundando todos los recovecos de su intimidad. Cada una de mis sacudidas marcaban en ella facciones cambiantes en la expresión de su cara, algo así como rictus extraños provenientes de otra dimensión...
Todavía echamos otro, pero ya mucho más lento y reposado, aunque tan intenso como el primero. Como aquel que había hecho un viaje tan rápido, que no le había dado tiempo a detenerse para observar el paisaje. Entre coitos, me contó que era de Casablanca, que habia empezado una carrera universitaria relacionada con los recursos marinos y que se iba al dia siguiente. No se si me mentía pero ya no la volví a ver nunca más...
-Bueno me voy, le dije...ha sido increible y te recordaré siempre...
-!Son mil dirhrans!...(unas 16.000 pelas de la época?...
-¿¿Queee??...
-!Mil dirhans!...
-!Asi que eres una puta!...
-!Si!...!Aunque solo a veces!...!Mi familia nada sabe de esto, son gente respetada en Casablanca...por eso vengo aquí, que nadie me conoce!...
-!Hubiera preferido que me lo dijeras desde el principio!...
-Lo siento...
-!Toma, mil dirhans!...!Cien más para el viaje de retorno!...
-Creo que se sintió culpable. La propina la humilló...La di un casto beso y salí de la habitación...Nunca más volvi a verla.
!Ah, mis hetarias!...!Mis dulces cortesanas!...las amo y las añoro...
Charne y Jupa