PEOPLE FROM IBIZA ( II )

El lúdico viaje de vuelta hacia la capital del Turia, quizás por la desconexión con cualquier obligación inmediata, me facilitaría el camino casi siempre complicado, hacia la serena reflexión. No es que dudara de los planteamientos esenciales por los que trancurre mi compleja existencia, ni de los valores que los sustentan. No es eso, pero quizás si me planteara que todo el mundo no esté preparado para entender o asimilar mis ironías, a veces caústicas, otras crudas en exceso, o simplemente, en clave de humor, que suele ser la mayoría de las veces. Eleanora, magnífica bloguera por la que intelectualmente siento un gran respeto y aprecio, me regaló hace unas semanas uno de esos comentarios impagables, de los que marcan, de los que no se olvidan; un puyazo que de genial y sarcástico, lo guardo en la vitrina de los trofeos mas valorados...Me llamó "el maestro de los ripios bordes"...una definición que para muchos supondría de un contenido vejatorio, pero que a mis "oidos" sonaba como el más bello requiebro, casi a la altura de un piropo celestial...Claro que todo el mundo, ya digo, no alcanza ese grado de madurez y largueza- puta presunción- capaz de separar del mineral bruto, el oro de la ganga. Desde otras estrecheces psicológicas, le hubieran devuelto el "pedrusco" a la autora, multiplicado y sin la menor contemplación.
Hace años, en Ibiza, las rocambolescas circunstancias de la vida, hizo que una serie de personajes dispares y de origen diverso, nos encontráramos allá y formáramos sin pretenderlo, una especie de cofradía basada en la amistad. El ajedrez fué el aglutinante de este insólito milagro social. No se extrañen, solo a través de las luchas del tablero, se fraguaría la amistad, !Tan sólida!, que era capaz de superar las trifulcas que continuamente se daban entre nosotros y por cualquier nimiedad. El nucleo duro de aquel grupo lo formabamos:
Andrés, granadino, que había sido cantante de orquesta, un galán a la vieja usanza que diera un braguetazo casándose con una inglesa de muchos posibles, pero enamorado. Había evolucionado desde el franquismo hacia posiciones democráticas. Meaba por las orillas de la derecha de Fraga y antes, por la de Blas Piñar...Personalmente era un tipo entrañable, de fiar, con un bagaje de vivencias increibles, acaecidas tanto en España, como del extranjero y siempre relacionadas con su profesión y lances amorosos. Apasionado en extremo, solía defender sus posiciones a golpes viscerales, aunque su capacidd dialéctica no era desdeñable. Marga, la mujer de Chema, de Leon...era exactamente igual que Andres, pero defendiendo la acera de enfrente, la del PSOE, quiero decir...Una de mis pasiones más malvadas era pincharlos. Las trifulcas temperamentales que se montaban eran de órdago, pero como las tormentas de verano, tenían la virtud de que tras el chaparrón, siempre salía el sol. Chema, el marido de Marga, también de Leon, era más extremista que su mujer, pero a la vez más versado y dialéctico. Sus posiciones, más que ideológicas, se me antojaban derivadas de un "compromiso" moral, fruto de un drama familiar. Odiaba al rey tanto como a los americanos. Siempre le dije que sus posturas estaban ancladas en la época de la guerra fria. Luego estaba Joaquín...no digo que no tuviera su corazoncito, que lo tenia, pero por ganar era capaz de hacer cualquier cosa, tal era su desverguenza y su adicción al triunfo. !Coño! !Si hasta hacía trampas al ajedrez!...!Rigodón!..!Pon el caballo en su sitio!...solía tirar una ficha con la manga cuando estaba en peligro y luego colocaba la ficha en el cuadro liberador. Toda su carencia de cultura, lo suplía con creces la astucia. Como contraste, resaltaba su ardoroso amor a los curas, a las monjitas y a todo lo que oliera a iglesia. Era como un sacristán del Vaticano, pero de Córdoba. De él emanaba una sana ternura hacia los niños, algo que chocaba. Pero lo que más resaltaba de su idiosincracia, era el profundo sentido de la amistad, eso si, a su forma..."Yo te la meto si puedo, pero si te tengo que defender, me la juego por ti", doy fe...Joaquín era un pieza de cuidado, un canalla si se quiere, pero era nuestro canalla y así lo asumimos todos, tras vanos intentos de cambiarle. Hoy anda por el Puerto de Santa María pueblo, que no cárcel; hace unas semanas estuve hablando con él..
De aquel nucleo de amigos, falta hablar de Teo. Un gran tipo que murió de cancer hace poco más de un año, como Marga. Andres también falleció, aunque por otras causas. Pero hablamos de Teo, que también era de cordobés, también franquista, que no se como el Anguita y la Aguilar, llevaran tanto tiempo en la poltrona . A su madre la dieron un estanco. Un tipo entrañable, regentaba "El Delfín Verde" un restaurante de renombre, transformado luego en bar de copas y centro de la movida ibicenca...Nos dejábamos caer por allí a comer o a cenar, a veces pagábamos, a veces nos lo apuntaba. Y las más de las veces, le tocaba a él, tras la inevitable partida de ajedrez que casi siempre perdía...!Cuantas anecdotas me viene ahora a la cabeza!...Cierta vez, se le ocurrió coger una palmerilla medio arrancada de una parcela del extrarradio...los porreros que le tenian gana, a caso hecho, le tuvieron todo el fin de semana en el trullo...Su entierro fué multitudinario y sentido. Teo, amigo, te seguimos queriendo.
Para las mentes pacatas, basadas en la ilustración de los barnices o en el pulimento del propio ego, les hubiera sido imposible discernir cual era el secreto, el mortero mágico que pudiera mantener unidas a estas gentes tan variopintas, de pelajes tan cruzados y a la vez tan encontrados...Pero nada hubiera sido posible sin la amistad, de eso estoy seguro. Sin ella, las hierbas de la mala fe hubieran afixiado todo intento de coexistencia, como así ha ocurrido con la Iglesia de la Ilustración, una de las mas bellas ideas de la blogosfera.