domingo, 13 de diciembre de 2009

LOS MEDICOS DEL FURHER



Anoche volví a ver por enésima vez "La lista de Schindler", uno de los films más descarnados y amargos que tratan el Holocausto y de sus verdugos los nazis. Y como siempre me ocurre en estos casos, mi genuina condición de persona, de pertenencia a ésta especie que llamamos humana, quedó maltrecha y humillada. No lo puedo evitar. Aquel episodio horroroso, gestado por seres semejantes a nosotros, como usted y como yo, el prójimo que se dice, me golpea siempre sin la menor piedad, como si de un frágil bajel se tratara a merced de un temporal...Luego me viene el síndrome del desasosiego, de la amargura y sobre todo de la impotencia, que se ceban en mi maltrecho espíritu, tal como ya aconteciera la primera vez que conocí aquel deleznable y macabro periodo, para eterna verguenza de la humanidad. Son hechos que irremisiblemente me hacen caer en un estado de postración, que por más que lo intento, no puedo evitar...Es algo que todavía no he podido superar, como si me sintiera culpable por ser persona. Pero de todo ello, lo más irritante sin duda, lo que más me rebela aparte de los crímenes y de como se llevaron a cabo, es la impunidad que gozaron los verdugos. Es algo que se me hace insoportable. De los sicarios de aquellas fáctorias de la muerte, centenares de miles de infames verdugos de las SS, apenas unas docenas de ellos acabaron en la horca, entre ellos, el comandante del campo de Plaszow, Amon Goeth, que fué detenido por los rusos en un sanatorio y ejecutado...De los juzgados en Nuremberg, sirva de ejemplo, apenas fueron condenados a muerte una mínima parte de los altos jerifaltes de aquel régimen terrorifico, responsables todos por igual, de la mayor ignominia carnicera que parieron los siglos. Solo unas docenas de ellos, apenas una gota en el inmenso Amazonas de la barbarie...Véase el caso del llamado arquitecto del Tercer Reich, Albert Speer, todo un ministro de la Guerra y de Armamento, condenado a solo 20 años de prisión que cumplió en Spandau, cuando ese especimen era tan asesino y letal como el resto de sus compinches, pero que logró escaquearse de la soga gracias a la incoherente benevolencia de los muy demócratas americanos...Otros que tal bailan, tan contradictorios siempre, que no se supo nunca si cuando impartian justicia estában conjugando los delitos execrables de los nazis o lavando sus propias verguenzas...No hay que olvidar que cuando lo de Nuremberg, los americanos de USA ya habian volatilizado la vida de medio millón de seres, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, en un visto y no visto, con dos bombas atómicas lanzadas sobre Hirosima y Nagasaki, las primeras y únicas, dicho sea de paso, empleadas hasta hoy por la aberrante condición humana. Un tal Truman fué el autor de aquella otra ignominia, ésta, en nombre de la democracia. Dado que el Japón para entonces ya estaba derrotado y que los objetivos no eran estrictamente militares, tal carnicería nos pareció que el pajarraco americano, otro demócrata de la escuela de Zapatero, trataba de emular la maldad de los nazis que combatía. Pero la realiad con aquella pantomima del juicio de Nuremberg, es muy otra...Al contrario que las víctimas niponas, que si eran inocentes, en el juicio contra los nazis, dejó impunes a cientos de miles de los asesinos de la esvástica y la calavera, que si eran culpables. Una curiosa forma de impartir justicia como digo..

Pero me desvio del tema...hablaba de los nazis alemanes. He conocido a muchos.Ya de pequeño, conocí al primero de la lista, que no la de Schindler. Allá donde nací, en un pueblo muy cercano a Madrid, se vino a refugiar uno de aquellos carniceros fugitivos, con el beneplácito cómplice del regimen de Franco. Le llamaban el Alemán. Aquel tipo me llamaba la atención porque era diferente a los demás, un pueblo habitado por cazurros y paletos, en toda le extensión de la palabra. No era de extrañar que aquella figura hierática cuando no altiva, distante y sin boina, contrastaba de manera notoria sobre el resto. Aunque yo era muy niño, si recuerdo sus rasgos...Era un tipo de unos treinta o treinta y cinco años, alto, rubio, ojos azules, con gafas de intelectual y de modales exquisitos, o sea, todo lo contrario de mis convecinos del pueblo, que eran fieles exponentes de aquella España de palurdos, embrutecida y famélica. Trabajaba para Huarte y Cia, aunque ésto y muchos detalles más, lo supe más tarde a través de su única hija que se casó con uno de mi panda. Supe que era médico aunque en España no ejercíera nunca y también muchas otras cosas más, como que habia estado durante casi toda la guerra en Polonia...¿Auschwitz, Treblinka, Sobibor, Chemno?...nunca lo supe, aunque para mi, como para la mayoría de mis amigos, pasaba sin ningún genero de dudas, por un héroe de la guerra. A mi me solía observar con una curiosidad indefinida, hecho que no me pasaba inadvertido. Quizás le recordaba a aquellos niños que a centenares, diariamente, solía mandar a las camaras de gas en los campos de exterminio o que habian sido objeto de sus macabros experimentos, quién sabe...
Pero como éste doctor, fueron varias decenas de miles como él, prácticamente toda la clase médica alemana. Unos médicos que asumieron que la mejor manera de luchar contra las enfermedades, era eliminando a los enfermos. La más noble profesión reducida a la más abyecta !Pobre Hipócrates!...Jamás se dió en la historia de la humanidad una perversión semejante. Pués aunque resulte increible, todos esos carniceros siguieron ejerciendo su profesión con total normalidad, incluso aquellos que fueron condenados, siempre a leves penas...
No hay justicia más justa que la Ley del Talión. El ojo por ojo y el diente por diente. Si hubiera dependido de mi, todo aquel ejército de alimañas, asesinos profesionales como eran las SS, desde el esbirro más raso hasta el más alto, a todos, repito, les hubiera hecho probar sus propia medicina...desde el inhumano transporte en los trenes, hasta la reducción a cenizas de sus cadáveres en los hornos cramatorios, pasando por los procesos de selección, cámaras de gas y demás barbarie al uso...exactamente la misma que aplicaron a sus victimas.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Memorable escrito, CHARNEGUET. Esos tipos, criminales natos pero que nunca lo hubieran sido sin un Adolf, siguen existiendo allá en donde tengan posibilidad de ejercitar sus instintos.

Ese tipo te miraba a tí con el mismo sentimiento de desprecio con que muchos miran a un negrito analfabeto y hambriento.

Con el concepto, imposible de erradicar en un germano, de que os toleraba a pesar su superioridad total de raza e inteligencia, dadas las circunstancia que le obligaban a vivir en Madrid.

Yo he viajado y recorrido Alemania de sur a norte y tengo una convicción : aunque son educados e incluso simpáticos, y saben hacer de todo y muy bien, miran al resto del Mundo como se mira desde la cumbre de un monte a los labriegos que trabajan en el campo.

Con una especie de lástima por todos los ajenos que no sean germanos.

De la misma conepción genética y educacional son los japos y mucho más los chinos.

Cualquier dependiente minúsculo de una tienda de Todo a Cien de chinos, trata a los clientes como una señora a sus sirvientes.

Así que, por mucho que te impresionen los nazis y sus barbaridades, el Planeta está plagado de ellos, y ahora mismo.

Unknown dijo...

Nada que añadir, solo aplaudir tan magnifico resumen de lo ocurrido con los nazis y con sus defensores posteriores, los estadounidenses.
Uno a poco que le funcione una neurona (esté es mi caso), se pregunta muchas veces donde estaban los centenares y miles de nazis que colaboraron en el exterminio de nazis, gitanos y demás etnias.

Como dice Tellagorri, los colegas alemanes se sitúan por encima del bien y del mal, y esto va en su sangre, genética, RH o como le quieran llamar. Y paro que para no tener nada que decir, mira que me enrollo.

isra dijo...

Sabes que algo de los nazis conozco, y hasta la "miga" del relato más o menos conocía la historia, sin embargo la segunda parte me ha dejado un poco helado, pensar que uno de ellos estaba tan cerca, compartiendo el día a día, no sé explicarlo, me ha dejado una sensación extraña.

Magnífico post Charne.

TRAS MIS ESCRITOS dijo...

Yo una vez conocí a una familia que tenía una foto del abuelo con el uniforme de las SS en el aparador del salón.
Acojonante.

Anónimo dijo...

Los alemanes aprendieron a convivir con su historia, a soportar la culpa y a aceptar los hechos. Los españoles aprendimos a tergiversar nuestra historia, a convivir con la mentira y a repudiar nuestra memoria. En Alemania no creo que se repitan hechos tan repugnantes, pero en España, al paso que vamos, es muy posible que si.

Excelente articulo amigo CHARNEGUET…

SEMPER FIDELIS

charneguet dijo...

Antes de que se me apague...
TELLA: Coincido contigo en la opinion sobre los alemanes. Ya hare algunos post al respecto
JAVIER POL: Pués eso, lo mismo que digo al Tella...
ISRA: Ya te contaré...Tuvu un socio alemán y con una alemana, tengo una hija de 17 años...
CARTAS Marruecas: Y más...Ya os contaré..
BELLOTERIX: No te falta razón...Todavía no se me ha apagado. Corto y cuelgo...

Caballero ZP dijo...

Una película excelente que muestra a los niveles que puede llegar el hombre, tanto en el lado bueno como en el malo.
Saludos