jueves, 22 de abril de 2010

HISTORIAS DE LA PUTA MILI (3)



EN LA ESCUELA DE PARACAS
Del campamento de Santa Barbara, en Javalí Nuevo, nos transladaron a la Escuela de Paracaidismo Mendez Parada, a una hora de camino desde allí. Inmediatamente procedieron a ubicarnos en la correpondiente escuadrilla. !Dios que diferencia!...si bien militar, aquello era una escuela. De golpe pasamos del régimen disciplinario-carcelario del campamento, incluido el maltrato físico y trato vejatorio, a otro régimen de suavidad extrema...Los cabos y los primeros eran simples compañeros y la relajación de la disciplina era notoria, sobre todo para nosotros que veníamos de sufrir un verdadero infierno. La escuela era enorme, con acuartelamientos amplios y bien dotados...las escuadrillas estaban ventiladas y limpias, con camas independientes, nada de literas, divididas en salitas para cuatro camas. !Por fin una cama como dios manda!... El exterior se dibujaba con amplísimas zonas ajardinadas, zonas de aprendizaje, salas de plegados, comedor y diversos hangares para los aviones. Disponía de una pista de despegue no muy larga, de tierra...tras la pista, comenzaba la zona de lanzamiento, bastante corta también, tanto que a veces, el avión tenia que dar otra vuelta para el lanzamiento de los restantaes paracaidistas...Y claro, por supuesto estaba la cantina, bastante grande, económica y bien surtida.
La escuela pertenecía al Ejercito del Aire y su misión era formar paracaidistas. para el Grupo de Zapadores del Ejercito del Aire en primer lugar y para la Brigada Paracaidista después, pero también para otros grupos. Recuerdo algunos cursos para oficiales de los tres ejécitos y de la Guardia civil y también para militares extranjeros de diversos paises. La formación era la misma que la nuestra. Los aptos, debian de renovar el título cada año, realizando los saltos correspondientes. También habian cursos para jefes. Ser paracaidista era un plus en sus hojas de servicios y encima renumerado, aunque no estuvieran destinados en unidades paracaidistas.
El rancho, más que bueno, era extraordinario, doy fé. Superaba en calidad y variedad al que recibíamos en Santa Barbara, que como ya señalé, no era malo, pero aquí superaba las exigencias de cualquier gourmet. No era de extrañar, los cocineros eran profesionales civiles. Pero muchos nos preguntábamos porque habia tanta diferencia en la comida entre cuarteles, cuando los presupuestos destinados a la fagina de la tropa debia de ser el mismo. No iban mal encaminados los que afirmaban que el capitn y el sargento de cocina metian mano a costa de mermar la calidad de la alimentación. Lo cual, por otra parte era algo admitido y ancestralmente consentido. La cosa parece que venía ya de los tercios de Flandes o incluso antes...
Ya instalados en la escuela, el curso lo empezamos inmediatamente. Duraba mes y medio. La jornada militar era la misma en la escuela que en el campamento. Por las mañanas, practicas y por la tarde, teórica, pero cada una aplicados a su propia finalidad. En la escuela para ser paracaidistas, como es de cajón.. Nos quedábamos embobados viendo los saltos. Cada mañana se realizaban una treintena de lanzamientos desde aviones Junkers, unos trastos alemanes, con tres motores de hélices, destartalados y vetustos, que pervivian a duras penas desde la guerra civil. También se realizaban lanzamientos desde los "Douglas", DC3 americanos, con dos hélices...en los primeros cabian doce saltadores, a veces catorce...y en los "Douglas", dieciocho...El espectáculo era grandioso, con aque nítido cielo azul y las sedas abiertas que semejaban grandes hongos blancos que lentamente caian hacia el suelo. Un dia nos tocaría, aunque teníamos la sensación que nunca llegaría, como si aquella cosa no fuera con nosotros, que solo éramos unos meros espectadores, aunque si algo más implicados...
-!Aspirante Charneguet!...!Dígame las características del paracaidas INTA!...
-!No me acuerdo, mi cabo!...
-¿Como que no se acuerda?...!Si lo acabo de explicar!...
-!Es que soy un Azpiazu mulo, mi cabo!...
Lo del "Azpiazu mulo" le rompía, al tiempo que le hacía desternillar...Yo simulaba una inocencia complice con él como lo haría un actor..Azpiazu fué mi instructor desde el principio del curso hasta el final. Apenas si me acuerdo de sus rasgos y olvidé por completo su nombre, aunque su apellido pervive en mi memoria. Lo del "Azpiazo" mulo, Azpizo tonto, o listo, y cualquier otro adjetivo que te viniera a la cabeza, hizo historia...y eran la totalidad de los compañeros quiene lo utilizaban...!Mi cabo!...¿Que te pasa?...!Que el Espiazu capullo este me ha empujao!....y el choteo estaba asegurado...Menos mal que el cabo instructor Azpiazu, de Donostia, nunca se lo tomó a mal...Un magnífico chaval y mejor instructor...Logró que todos los del grupo fueran considerados aptos. No así con el resto, que un porcentaje importante no lo conseguuría...
Y llegó el último domingo...el lunes siguiente ya nos tocaba a nosotros. El primer salto lo teníamos encima y no había marcha atras...El viernes ya habíamos realizado el vuelo de adaptación, un vuelo con todo el atalaje y equipo puesto, tal como si fuéramos a saltar, pero sin hacerlo. Ibamos siete y el jefe de salto, un brigada regordete y bonachón. El avión francamente estrecho, hacía un ruido ensordecedor. Era dificil hacerse oir entre aquel infernal ruido. Aquel armatoste con alas, parecia que se iba a descoyuntar en el despegue o en el aire. Más que no saltar, lo que te daban ganas era de hacerlo, tal acojone te producía el aquel cacharro alado......
Domingo por la mañana del mes de abril. Celebrábamos la misa en el comedor de la Escuela...
-!Hermanos!...esta misa va dedicada al descanso del alma del compañero-no recuerdo el nombre- fallecido en Alcalá de Henares en acto de servicio. El mazazo que recibimos fué de espanto. Creo que esa fué la causa del elevado numero de alumnos no aptos...!Si ya venian quemados desde el campamento, solo les faltaba eso!...Y a un dia de realizar el primer salto!..el miedo se apoderó de todo el colectivo, yo incluido. Habia una capilla donde uno podia hacer sus rezos antes de cada salto. Aquel domingo podía verse mas llena que de costumbre. Yo fuí uno de los escasos ausentes...Pero la suerte estaba echada. Las 8 del lunes era la hora D

12 comentarios:

aspirante dijo...

Qué sería de un acuartelamiento sin su cantina? La ruina.
Los pufos cometidos por civiles y militares en las cocinas son legendarios. El cocinero civil de mi regimiento se vio descubierto en sus manejos por el capitán de mi Cía. cuando le tocó por turno (allí era así) supervisar el tema de la cocina, y cuando nos tocaba servicio de cocina nos trataba como a perros.
Por miedo que diera el avión, más me lo da la altura, así que yo no me apuntaría a esos ejercicios ni jarto vino.
Excelente banda sonora.

Anónimo dijo...

Eres un Rambo charneguense de raza.

Lo de los capitanes de cocina es, como explica Aspirante, algo que debe de venir de los Tercios.

Los Junkers esos eran mucho más seguros que todos los que tiene ahora Iberia para ir a Nueva York. Porque hacían recorridos cortos, volaban a poca altura y llevaban la velocidad de una moto Harley.

Durante años el vión que nos llevaba a los guipuzcoanos de Donostia a Madril y de Madril a Donostia, eran JUNKERS con asientos y nunca se cayó ninguno.

Claro que todas las cuadernas de chapas sonaban a la vez y daba la impresión de que ibas desintegrarte en el aire.

Te admiro, Charne. Yo cuando me subo a una acera me entra el vértigo, y tu te tirabas de por lo menos a tres mil metros. Chapeau.

A mi no me hubieran tirado ni anestesiado.

Sigue, sigue, sigue.......

charneguet dijo...

Que va, Tella, en la escuela nos lanzaban entre los 600 y 700 mts...Y en las zonas de lanzamiento de la Brigada, en Valdetorres, Santorcaz y Galápagos, (Madrid y Guadalajara), entre los 350 y los 500, lo cual era mucho más peligroso, porque si te fallaba el automático, apenas si te quedaba tiempo para abrir el de pecho...Ya contaré algunas anécdotas...

charneguet dijo...

Eso creia yo, estimado Abad, pero no es así...No te puedes imaginar de lo que somos capaces de hacer cuando nos llevan al límite. Por otro lado, no es para tanto, saltar de un avión lo hacen hasta las embarazadas, asi que de mérito, nada de nada..Era solo un deporte, aunque bellísimo. Bastante más jodido era soportar la vida en el cuartel, te lo digo en serio.

isra dijo...

Eso me recuerda a mi amigo paraca, un día, hablando con unas tontitas, pijas guenorras pero tontitas, que si yo he ido a no se donde que si yo tal y cual y nos ven con cara de gañanes y osan preguntarnos si habíamos viajado alguna vez en avión... a lo que salta mi amigo y me he tirado de ellos.

Me ha comentado muchas veces lo que es saltar pero como que no, eso para los valientes, que yo me quedo en casa merendando cruasantitos.

Y de las cantinas de los cuarteles sólo conozco lo que me comentaban del café con "pollo".

A ver si llega ya el salto...

J. F. Sebastian dijo...

Teníamos un sargento de cocina que conducía un audi, además no se cortaba en meterlo en el cuartel. Con un sueldo de unas doscientas mil pesetas de entónces como que no cuadraba. Cuando estuvimos de maniobras, pocos días antes de volver nos enviaron un camión a rebosar de comida... Decían las malas lenguas que era parte del trinque. Ese fue uno de los momentos que más me quemé, junto al día que a los profesionales les llegaron las dietas, y nosotros con nuestras mil quinientas calas -yo ese mes gasté más de ocho mil-. Para más inri, un sargento de Tierra compartía nuestro rancho diario, y su dieta a la saca. Por supuesto que esto no es exclusivo del ejército. Y viene incluso desde los Reyes Católicos.

Interesante saga, esto son memorias y no las de Bono ;-). A veces sospecho que él también pasó por mi cuartel ;-P.

charneguet dijo...

Le puedo asegurar a su Eminencia que una vez superado el primer lanzamiento, los demás son pura rutina. Las pautas ya las tienes asimiladas. La adrenalina, siempre activa, yo solia controlarla en un ejercicio involuntario de introspección. Todo lo que ocurría a mi alrededor no me afctaba. Solo estaba el salto y yo...Hasta que veias abierta la seda. Luego habia una descarga de tensión y todo volvía a la normalidad incluso estando en las alturas.

charneguet dijo...

Estimado Sebastián, a mi lo ques más me jodía no es que trincaran, sino que lo hicieran a tu costa. Durante el periodo de Alcalá de Henares, el rancho era fatal. De todos los capitanes solo cuando entraba de cocina el capitán Vargas Machuca, se comia con cierta decencia. Con el resto, pura bazofia, que no se como no se les caia la cara de verguenza. En cualquier cuartel de pistolos daban mejor de comer que en la BRIPAC de Alcalá. No era de extrañar que los bares de tapas y las casas de comidas de la zona, estuvieran encantados con aquella agrupación militar.

Anónimo dijo...

¡Ah! Eminencia Charne. Esto sí que es aportar suspense a una historia. Nos tienes en vilo esperando ese primer salto que no llega. ¡Esto si que es tensión sexual no resuelta!.
Ya me he mordido todas las uñas y arrancado todos los padrastros.

charneguet dijo...

Pués si, reverendísimo, algo tendría que ver la cosa con el sexo, porque en mi vida me hices más pajas que en esa época...
-!Charne, cabrón!...!Deja de darle a la manivela!...!Que no me dejas dormir!...
Yo dormía en la litera de arriba...
-!Ya termino, joer!...!Espera!...
Pero no debia de ser yo solo, porque las sábanas estaban todas hechas un asco. Las lavadoras no lavaban del todo bien y dejaban unos manchones de espanto. Dificil era elegir una que no tuviera mapas.

adeur2 dijo...

Sigo riendome, pagina que entro de este tu blog, no hay historia en la que no destiles bilis, eso que dices que tuvistes suerte, pues anda que si no la llegas a tener la bilis que sueltas seria de ordago a la grande
Pero sigo riendome pues ami lado eres un recluton en las Fuerzas paracaidistas

charneguet dijo...

Pues claro, legionario, nasio pa matás. La procsima nos vemo nel pelotón e invitamo al cabo del pelote a unos canutos. !Copón! que te habran acsendio ya a cabo 1ª. !Tantos años de ardós guerrero!
Enga, pecho lobo.