lunes, 19 de abril de 2010
HISTORIAS DE LA PUTA MILI (1)
Eugenio dedica un post sobre la posibilidad de que vuelva haber otra vez el servicio militar obligatorio. Para aquellos que no lo conocieron les diré que era lo que entonces se llamaba "la mili"...Expone una serie de razones que lo harian posible y no sin fundamento, aunque tras la profesionalización de las Fuerzas Armadas. se me antoja difícil una vuelta atrás por todo lo que implica. De todas maneras invitaría a una generación entera de la juventud española que se prepare por si acasoo. Pero no está en mi ánimo discutirle al gobierno sus razones, sean sociales o económicas; ni a la oposición del PP si optara o no, por apoyar esa iniciativa...Yo solo quiero hablar de la mili, de mis vivencias durante esa especial etapa de mi vida, de mis impresiones, de mis compañeros, de los mandos, en fin, de todo lo que significó aquel lejano periodo de mi juventud....
Pero la verdad es que para mi, no fué tan puta la mili...más bien agridulce. Fuí destinado al Sáhara, al BIR n 1 ubicado en Punta Playa, a 30 Km del Aaiun...Aquel viaje fué una epopeya desde el mismo dia de salida. En tren, llegamos hasta Alcazar de San Juán, donde esperamos otro tren, éste militar, que venia desde el norte con todos los reclutas de esa zona de España. Todos los destinados al Sáhara. Tras una semana acuartelados en Algeciras, frente al Peñón de Gibraltar !Que impresionante su vista!! y todavia vestidos con ropa civil, embarcamos en un buque de la marina mercante llamado "Victoria de Algeciras", creo recordar...Unos mil reclutas hacinados en cualquier hueco que habia disponible, con colchonetas en el suelo, yacíamos tirados entre gritos, pisotones y vomiteras, durante los tres interminables dias que duró la travesía. Una cocina de campaña instalada en la popa del buque, funcionaba las 24 horas del dia, aunque fueron muchísimos los que no comieron nada durante la travesía. El buque, que se movía dando bandazos de babor a estribor, no picando de proa a popa como hacen las mayoría de navios, hacia escabechinas en los estómagos de mayoría de aquellos chavales, en su mayor parte, venidos del norte, sobre todo vascos y del interior y que no habian viajado en barco en su vida. Un mar picado, entre fuerte marejada y mar gruesa, hacía que las olas en su dimensión de seno, se pudieran casi tocar con las manos y cuando el buque alcanzaba la cresta, veíamos la superficie marina a ocho o diez metros por debajo. El panorama, sin exagerar, era dantesco. Imagino que los responsables militares en aquella época desconocian por completo los mapas de las isobaras, las previsiones del tiempo y el estado de la mar. Por fortuna, yo fuí de los que mejor lo llevaron. Me adapté pronto al movimiento del barco y podía comer con absoluta normalidad, quiero decir, si los bandazos no me tiraban la marmita...
Navegábamos a unas ocho o diez millas de la costa marroquí. Por el dia se podía divisar perfectamente el ocre luminoso de las dunas del desierto que terminaban en la misma orilla del mar. Cielo, mar y el desierto a lo lejos. !Menudo panorama!...Pero lo más curioso estaba por llegar...Llegados al destino, como no habia puerto, el barco tenia que anclar a una distancia prudencial de la costa para no encallar. Un dia y medio más nos tiramos en la nave porque seguía la marejada...El desembarco se realizó mediante lanchas anfibias, pegadas al buque y habia que saltar desde una escalera de cuerda, cuando el anfibio estaba más arriba y cerca de la borda. El espectáculo era cómico aunque no exento de peligro. Los reclutas se daban unos hostiazos de cojones e incluso algunos de ellos, se lesionaron en el salto. Unos dos dias más duró el desembarco.
El Batallón de Instrucción de Reclutas (BIR 1) era un recinto lleno de barracones, rodeado de alambradas excepto por la zona que daba al mar. Más parecía un campo de concentración nazi que otra cosa. A mi me parecia muy extenso. Junto a las alambradas montaban los saharauis sus jaimas y trapicheaban con toda clase de objetos...bolígrafos, gafas, pañuelos, transistores y cien cosas más, sin que nadie les molestase. Yo compré cuatro transistores y alguna que otra bagatela realmente barata. Lo jodido fué cuando nos enteramos que dentro del recinto militar habia una tienda gestionada por españoles, que vendia las mismas cosas y más baratas. Para entonces, ya habíamos pagado ya la novatada. Recuerdo muchas cosas de aquella breve etapa en el desierto...Que uno de los reclutas se ahogó en el mar a los pocos dias de llegar...También me acuerdo de la enorme distancia que el agua se retiraba cuando llegaba el bajamar de la marea o de las cenas con la inevitable merluza, fresquísima por otra parte, que traian diariamente desde Punta Playa, a unos dos o tres kms del campamento. !Que imbécil era!...me la dejaba entera. El pescado por aquel entonces no me gustaba. Luego fregábamos las perolas con arena, no con agua, al lado de la playa, porque no la había, como tampoco habian letrinas. Las necesidades había que hacerlas por la playa. El agua que habia era imbebible y se utilizaba mayormente para la higiene personal de los mandos. La cerveza o el guiski, casi eran más baratas que el agua embotellada. Pero lo peor, era la arena...cuando hacia siroco, que era casi siempre, se te metia la arena por todas partes...en la comida, en el barracón, en la ropa, en las orejas, en los ojos...era dificil acostumbrarse a ella. Llevábamos neilas, una especie de sandalias y no usábamos calcetines...Una vez a la semana venia un camión cisterna desde El Aiun con duchas. El agua era semisalada, pero bueno, se agradecia, porque el resto de la semana nos bañábamos en el mar. La comida era abundante y te daban algunos caprichos que en la peninsula ni se imaginaban. Recuerdo que el turrón y el mazapán eran habituales en los postres. Y lo mejor, el tabaco, Winston, Marlboro o el tabaco inglés, como las bebidas, que estaban a precio tirado...Algún consuelo tenias que tener...Tenía por capitán a un ibicenco llamado José Guash Cañas, un militar de lo mejor, sobre todo cuando lo comparaba con los pencos que después me tocarian en suerte. De los demás mandos, el teniente, los sargentos, apenas si me acuerdo, lo que viene a confirmar que poco o nada se podía resaltar de aquellos chusqueros de uniforme, unos palurdos analfabetos adictos al rancho, que medraban en la milicia, para matar el hambre y sus carencias. Ese era el ejército de Franco...
El periodo de mili era entonces de 16 meses, algo que se me hacía insoportable, una montaña se diría, más, estando enamriscado como estaba. Así que en la primera ocasión que se me presentó, la aproveché para escapar de allí...Llegó un equipo de captación de la Brigada Paracaidista y sin dudarlo un momento, me fuí con ellos...Poco me importaba tener que saltar de un avión, lo único que quería era salir de allí.
Unos ciento y pico compañeros, que más o menos estaban en la misma situación que yo, iniciamos el viaje de vuelta. Lo hicimos en un barco pequeño, embarcando de la misma manera que desembarcamos mes y medio antes, solo que esta vez no habia marejada, sino calma chicha. Aquel barco, más bien antiguo, nos llevó hasta Las Palmas y tras una semana en tránsito en el cuartel canario de la Brigada Paracaidista, embarcamos para la península con destino a Cadiz, Pero ahora ya lo haciamos como viajaban las personas, en el "Las Palmas de Gran Canaria" un soberbio buque y con camarote propio. !Que diferencia del viaje de ida!...Comias a la carta y yo, como buen tripero, aprovechaba la indisposición de otros compañeros por los bandazos del barco !Otra vez la marejada!, para utilizar sus tikets del restaurante, tanto en la comida como en la cena. Se me olvidaba contaros que íbamos vestidos con el uniforme militar del Sáhara, un ropaje del mismo color que las arenas del desierto, lo cual hacía resaltar el contraste con el resto de los militares, cuya vestimenta era mucho más oscura. Pero no recuerdo si llevábamos neilas o botas.
Desde Cadiz, partimos en tren rumbo a Murcia, destino final de nuestro periplo viajero. La Unidad de Depósito e Instrucción de la BRIPAC nos esperaba. Después vendría el campamento en Javalí Nuevo, todavía se dormia en grandes tiendas redondas de las de tipo indio y el curso de paracaidismo en la Escuela Mendez Parada de Alcantarilla, pero esto lo dejo ya para el próximo capítulo. No quiero terminar sin referiros antes un pasaje ocurrido en el tren durante el viaje a Murcia y que después tendría importante transcendencia en mi devenir. Esperábamos en Alcazar de San Juán para hacer transbordo al tren que nos llevaría a Murcia...cuando subimos pillé un compartimento medio vacío. En él viajaba un chaval que también iba a Murcia. Entablamos una grata conversación que duró varias horas, todo el tiempo que duró el viaje. Le conté todas mis cuitas, al finál me deseó suerte y como prueba de gratitud, le regalé uno de los transistores que traia desde el Sáhara. Bueno, todavia me quedaban tres más.
Y si, nunca más volvi al desierto, pero luego supe ver todo lo que me habia perdido. Reviví muchas veces aquel impresionante paisaje de dunas enormes que morian a pie de playa.. aquella majestuosa bóveda celeste donde se podia apreciar la galaxia Andrómeda a simple vista...el calor seco que no te hacia sudar, la diáfana atmósfera cuando no habia siroco...los curiosos saharauis con sus turbantes y sus jaimas...la Policia Territorial con sus camellos y las bellísimas (a mi me lo parecían) hijas de los mandos militares de El Aiun. Un breve periodo que dejaba atrás, pero que ya formaba parte del bagaje existencial de mi vida
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20 comentarios:
En el Sahara.... qué viejo eres, charne. Las aventuras sexuales que cuentas son pura nostalgia, quiero y no puedo: con tu edad ya no se te empina.
Te podría responder con aquello tan castizo de que me quiten lo bailao...Pero no, todvía sigo en activo, con tres familias a mis espaldas. De la última, dos hijos, el más pequeño de cinco años...!Que lo vamos a hacer!...!Mientras el cuerpo aguante!...
eres cojonudo, charne
Se presenta el Ingeniero Pol, Regimiento número 8 de Melilla... fue una buen años, aquel. Recuerdo lo que me cundían las 1.200 ptas que nos pagaban al mes, más que 500€ de ahora. Seis litros de cerveza y 8 de calimocho. Lo difícil que era ligar, las ladillas de mi compañero de litera por ir a un "puticlu" e irse con una morita que... ¡uff! la verdad es que estaba de impresión (hasta que se saco las bragas). El arresto de oficiales y suboficiales de mi batallón por irse a darle alegría a su cuerpo estando de maniobras.
Estar en Ronda en estas mismas maniobras y presentarse la Guardia Civil para investigar que hacían cien soldados armados con cetmes nuevecitos de plástico y con los uniformes de camuflaje tan de moda ahora (y que de aquella solo llevamos los destinados en Ceuta, Melilla y cuerpos especiales del Ejercito), paseando por el pueblo, ya que los habitantes de allí creían que era otro golpe de Estado.
Buena época, si señor. Lo único malo, es que me costaba Dios y ayuda que se me levantara... la moral, señora, la moral.
Hay quién dice Charne que era un año perdido, yo al menos aprendí muchisimo, sobretodo a valerme por mi mismo al tener a miles de kilómetros a la familia. Grandes recuerdos de la puta mili, la revista El Jueves y los Intervius que pasaban de "mano en mano".
Querido Pol, tu si que sabes. Yo no quitaría ni una coma de esa época de mi vida. Lo bueno que lo hubo, y lo malo, que también, porque eso es parte de tu vida. Ya iré desgranando todo lo que me aconteció. No tiene desperdicio, te lo aeguro. Un abrazo, ingeniero Pol.
GRAN CHARNE
Es una maravilla lo que cuentas. Además el 90% de los que te leen saben de la mili lo que tú y yo de una mina escocesa del siglo XIX.
La verdad es que era duro aquello especialmente en donde estuviste tú, pero de allí salieron muchos HOMBRES.
En la mayoría de los pueblos de España la mili servía para alfabetizar a mucha juventud, y para que distinguieran la diferencia entre un taxi y un burro.
A mí me tocó hacer Milicias Universitarias, y pasé tres veranos metido en los arenales de Monte La Reina, provincia de Zamaora y en donde no se veía a un europeo en muchos kilómetros cuadrados.
Luego tuve que ir a Jaca ( Huesca) a hacer los 4 meses de prácticas de Caballero Alferez, que decían ellos.
Lo único bueno de las Milicias era que todos eramos estudiantes universitarios ( de Universidad de verdad, no de la de ahora en que hasta los peluqueros tienen título universitario de Peluquería)y que cuando ibamos a Zamora o a Salamanca disfrutabamos como enanos con tres cosas : un inodoro en donde sentarse a hacer lo que se hace en los inodoros, una ducha con agua limpia, y una mesa de terraza de bar en que "te servían la cocacola o la cerveza".
No dejes de seguir con este relato. Además es mucho mejor que los guiones de las pelis americanas de Okinawa y similares, con sus himno de la infantería de Marina gringa sonando todo el rato.
Yo soy de los que tambien hice la "puta mili", es más, soy de los que nunca se quiso librar y de los que queria que me tocase lejos, mis destinos preferidos eran Canarias y el Pais Vasco y el sorteo me llevó hacía el País Vasco. Pasé un mes y medio en el CIR de Araca y luego me destinaron al cuartel de Loyola en San Sebastian. No sufri mucho en la mili, mi destino eran oficinas y conductor y como hecho más destacable señalaria que el dia que comencé el servicio de chofer de coronel hubo un atentado en Pasajes de San Juan contra un coronel y el chofer que le acompañaba.
A las órdenes de Vuecencia, Charneguet! Se presenta el Soldado Aspirante, procedente del Regimiento de Infantería Mecanizada Saboya Nº 6, 3ª C,ia., 2º Bón., quien se pone a las órdenes de Vuecencia y desea expresarle su reconocimiento por tan soberbio relato y la excelente banda sonora que le acompaña.
Expreso al Ingeniero Pol mi asombro por lo elevado de su soldada, que la mía ascendía a 731 pts.
MAESTRO TELLA
-!Susóldene, mi alferes!...!Que venía a pedirle un pase pernosta!...!Que tengo a la parienta preñá y está a punto de dal a lus!...
-!Así que va dar a luz! ¿Que te crees, que el ejército es un órgano de beneficiencia, que la gente sale del cuartel como Pedro por su casa?
-!Tampoco é eso, mi alferes!...Un hijo no se tiene to los dias...
!Bueno venga!...!Tómate cuatro dias!...!Pero ni uno más!...
-!Grasias, mi alferes! !É usté un santo!...
-¿Que le pasa alferez Tellagorri?...le veo un tanto cabizbajo?...
-No es nada mi comandante, pero aquí todo el mundo se va de penocta menos el alferez Tella que las pringa todas...!Y el domingo juega la Real Sociedad contra el Bilbao!...
-!Copón!...!Hay contundentes razone para tomar medidas drásticas!...!Tómese una semana de permiso!...
-!Es usted un santo, mi comandante!...
Jupa...!Que suerte la tuya!!Estar en Donostia!...Yo todavía no conozco esa ciudad, como tampoco Bilbao ni Vitoria. Solo desde Irun camino de Pamplona haciendo auto- stop. Pero alguna vez iré. Es imperdonable tener esa asignatura pendiente.
Lo peor no es la existencia o no de una milicia forzosa, que eso podría ser hasta discutible, sino la situación de indefensión, abuso y precariedad que padecieron millones de jovenes españoles en manos de oficiales y suboficiales ignorantes y sinvergüenzas. Como la de un polvorin militar, cuyo nombre me ofende recordar, en que los reclutas, tras largas guardias de vigilancia, eran obligados a lo que llamaban los suboficiales "municionar", que consistía en cargar y descargar a mano cajas de proyectiles (aunque toro había y no sé porque no permitian usarlo). Cuando no eran obligados , sin ningún tipo de formación y "fijándose en el de al lao", a desmontar pepinos viejos, antes de volverlos a sus cajas en las que serian fondeados en el mar, para que los oficiales se repartieran el miserable botín del cobre que contenían.
Esa fué la mili que yo recuerdo, no hay que dejarse llevar por la nostalgia, que suele edulcorar las experiencias mas perras.
Querido Aspirante, la cosa está en no dejarse llevar por los extremos, encontrar el punto de equilibrio en el relato sin que se edulcore lo malo, como dice Dams y que lo bueno tampoco se diluya...Viví cosas tremendas que procuré compensar gracias al compañerismo de los amigos. Pero, bueno, ya lo leerás...
Si, Dams...Indefensión, abuso y precariedad que sufrimos millones de españoles a manos de oficiales y suboficiales ignorantes y sinverguenzas...Tu lo dices bien. Muchas de las cosas que voy a contar avergonzarian a más de uno...!Lástima que muchos de aquellos lacayos del abuso ya no vivan para contarlo!...Pero quedo yo para dar testimonio.
Pues si charne, bonita ciudad, y desde allí en un fin de semana de permiso fuí a conocer el legendario San Mames. Lastima que llegué al Pais Vasco justo despues de haber ganado las dos ligas el Athletic de Bilbao, sino no me hubiera perdido por nada del mundo aquella explosion de júbilo, con todo Bilbao en la calle honrando y aplaudiendo al paso del equipo en la gabarra ante la consecucion de la liga y la copa en 1984 con Clemente al mando.
Tener un padre legionario no era fácil ya que haces la mili todos los dias de tu vida hasta que te independizas como me ocurrió a mi. A más de uno le diria lo que es un milico todo el dia pegao a ti desde niño hasta que eres mayor.
Más dos hermanos caballeros legionarios boinas negras de paracaidistas y unos de ellos también milico (eran oficiales mi hermano mayor y mi viejo) el otro solo hizo la mili.
Recuerdo cuando con 17 años queria que fuera a la academia militar para eso de suboficial y estube preparandome unos meses con unos amigos que ahora son guardias civiles. Me quemó tanto mi padre que lo dejé y ahora me arrepiento un montón porque viviria de otro modo más estable y no de la puñetera construción.
En fin se que a unos les fue bien y a otros las maldició.
Yo me libre gracias a mi viejo y la vista.
Recuerdo que en la rebisión del hospital militar como mi padre entró en el despacho cuandradose el médico de allí y al poco sali para mi casa.
Si habia algo que me gustaba cuando estaba con mi viejo era como los militares y la guardia civil se cuadraban ante el. Siendo un chabalillo me hacia sentirme importante.
Saludos.
Se me olvidava mis hermanos estubierón en el Aiun y después en la 7 septima bandera creo no me acuerdo muy bien en Alcalar de Henares en la decada de los 70.
Mi viejo estubo en Marruecos,Aiun también.
Por cierto bonita y añorosa historia que se ve influyo bastante en ti. Me ha gustado y me has echo recordar muchas cosas aunque yo no hice mili y no conozca aquello.
Saludos.
Ah, la puta mili... Me da casi vergüenza decir que fui de los privilegiados nuevemesinos. Me tocó aquí en Madrid, pero cuando te tocaba guardia te la comías como el resto. Mientras estás allí te cagas en el Arensivia y su puta madre pero con el paso del tiempo te das cuenta de que de otro modo no hubieras conocido a gente de todos los puntos de España y de diversa condición. A muchos les hizo madurar, a otros salir más tocados de lo que estaban, o pegarse un tiro o dárselo a otros. Alguna vez estuvimos a punto de tener un disgusto.. No he conocido nada más inhumano que estar dos horas solo en una garita, de noche. La mente te juega malas pasadas. Además aquello te resultaba un cachondeo bastantes veces. Recuerdo que pensaba que eso no lo vería nunca en la vida civil. No sabía cuánto me equivocaba.
Amigo E.P, no te envidio...vivir con un padre militar no es un paseo en barca. Lo se porque tengo un amigo hijo de militar de los de antes, un franquista por convicción. Por las cosas que me ha contado casi era preferible un padre situado en la otra esquina. Pero tampoco estoy seguro que hubiera sido mejor...
!A sus órdenes!
Tuviste suerte, amigo Sebastián...La tuya casi fué un sucedanéo de mili. Ya te irás enterando de lo que fué servir en la Brigaa Paracaidista...Todo lo que cuentas, pero multiplicaló por cien. Sin exagerar.
Un marcial saludo
No sé que ha pasado que cuando entraba en tu blog siempre me salía la gabacha sin actualizarme lo de la mili... misterios insondables.
Casi siempre, por miserable que fuese, la gente recuerda con agrado la mili, aunque me imagino que algo tendrá que ver la memoria selectiva.
Yo no hice mili, y mira que tenia cerca la Bripac, pero precisamente por eso, eran míticas las movidas con los paracas, sobre todo cuando para vengar alguna afrenta les daban carta blanca, jajajaja, que tiempos aquellos.
Buenos, si hay mas aventuras las leeremos gustosamente.
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