viernes, 17 de julio de 2009

DE CUANDO CRUZE LOS PIRINEOS POR 1º VEZ (IV)


Tras un agudo pitido, el tren inició su partida. Acaparé la ventanilla, al principio compartida con alguien, dispuesto a no perderme nada de lo que me llegaba del exterior. La primera sorpresa me vino del propio tren. La lentitud inicial devino a los pocos minutos en una velocidad sorprendente, como de 130 km/hora o así, aunque a mi me parecía que circulaba a mucho más. Lo digo porque los postes laterales de telecomunicación, me pasaban raudos y me costaba contarlos. Luego me enteré que esa era la velocidad de crucero de todos los trenes en Francia. !Jamás en mi vida hasta entonces, habia viajado a semejante velocidad!...ni en coche ni en tren... !Y eso que la máquina tractora era de las de vapor!...Durante el trayecto me extasié de la belleza de la campiña francesa, de sus delicados tonos verdes y de sus cuidadas viñas...De sus bellísimos pueblos cuyos tejados resaltaban las tonalidades entre rojizas, ocres y anaranjadas. En ocasiones, observaba con curiosidad a algun coche que, en paralelo a las vias del tren, trataba de seguir la velocidad del convoy, sin conseguirlo, lo cual me producía, sin saber porqué, cierto regocijo...Mientras, las estaciones iban cayendo, Perpignan, otras que no recuerdo, Narbonne...y finalmente, Carcasone. Antes de tomar el autobús que nos esperaba al pié de la estación, pude observar que se trataba de una gran ciudad. Al menos, eso me pareció la luminosidad y el intenso tráfico que circulaba por los alrededores. También percibí que Carcasonne era una ciudad antigua, como medieval; me lo confirmaban las murallas que estaban iluminadas y que eran visibles desde la misma Estación. Luego, ya en el autobús, tras cruzar un gran canal, enfilamos hacia el final de nuestro destino, donde ya nos esperaba el patrón para el que debíamos trabajar.

Villeneuve Minervois era una pequeña localidad rural del Languedoc que no llegaba a los mil vecinos. Un villorrio que diríamos aquí. La carretera que venia desde Carcasonne, la cruzaba de punta a punta y venía a ser como la calle principal. De ella, se ramificaban otras calles más estrechas y eso era todo. A nosotros nos habian preparado un alojamiento en la casa de una vieja, de edad indefinible, pero que los 90 años ya no los cumpliría...flaca como una escoba, subía la cuesta en bicicleta hasta su casa, la última de la calle, como lo haría Bahamontes, que por aquella época ya habia ganado el Tour...Vivía sola, en su casa y también la nuestra casa, durante los próximos 40 dias. Aquella anciana me recordaba, no sin razón, a mi abuela paterna, la de Colmenar Viejo, todo nervio y vitalidad. Hasta en los luminosos ojos azules se parecian. Debo decir que aquella mujer me tomó un especial cariño y se desvivió conmigo, colmándome de todo tipo de parabienes, durante todo el tiempo que permanecimos allí...

Nos hicieron entrar a un gran salón donde nos esperaba una mesa ancha, de esas antiguas, colmada de viandas...Me sirvieron en un gran plato, tipo bandeja, un filete de vaca o buey tan descomunal, que sobresalía al menos dos centímetros por las dos bandas del plato...El hambre me acuciaba, no obstante, esperé...Imaginé que de aquel enorme cacho de carne, harian partes, de al menos cuatro más. Cuando ví que a los demás les servian lo mismo, me dije... !Hostia! !Esto es para mi solo!... No sé como, amigos blogueros, pero me lo zampé entero.. !Dios que filete!...!Nunca antes habia comido nada parecido!...!Vivre la France!, me dije cuando terminé. !Vivre!, soltaron todos al unísono, contagiados por mi indisimulado entusiasmo. Y no era para menos...Toda la vida comiendo patatas y pan con aceite...!Joder!...
Desde allí, de la casa del patron, nos fuimos a la casa de la vieja...una casa antigua con dos plantas. En la primera, se instaló el matrimonio y la abuelilla, y en la de arriba, en una enorme cama, el otro chaval, un navarro de más o menos mi edad, todavia no os he contado nada sobre él, y yo. Un enorme reloj de pié, tan viejo como la dueña, marcaba el tiempo en un rincón y al son de su tic, tac, nos quedamos dormidos. Mañana habia que trabajar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

SIGUE, sigue, Charneguet. Es muy interesante lo que cuentas y además es un documento extraordinario de una época.

Anónimo dijo...

Sigo con interés su relato. Siempre me han contado historias de emigraciones, pero dentro de España, de gente que iba a Jaca, a Alicante o Barcelona, por lo que veo muy interesantes sus impresiones de adolescente al visitar el país vecino en una época en que el nuestro vivía en su propio mundo.

Le he dejado un premio en mi blog, páselo a recogerlo cuando quiera.

Guerrera de la LUZ dijo...

Jajajaja el filetón de buey...

Ya he estado leyendo la entrada anterior que me la había perdido. Me encanta la historia, te sigo cielo.

Besitos veraniegos.

Anónimo dijo...

Como dice Tellagorri, es muy interesante lo que cuentas. Yo añado...¡QUÉ BIEN LO CUENTAS!

charneguet dijo...

En el próximo post, un hecho transcendental que acontece entre las viñas, hará cambiar mi vision de la vida radicalmente...
Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Aunque no siempre estoy en tu línea(no acepto algunos de tus "mandamientos"), me interesan tus reflexiones y tus puntos de vista.
Espero con curiosidad e interés el próximo capítulo.
Saludos.

Esperidon dijo...

Tus relatos se me hacen cortos, como cuando leo libros que me enganchan y veo con cierta tristeza que el final se acerca.

Jupa dijo...

Charne, que tanto elogio no se te suba a la cabeza..., ¡¡¡ un poco de caña a los politicos que me siento aislao ¡¡¡